domingo, 19 de octubre de 2008

Una cobaya en el regazo

La chica mona hace una metonimia de su fragilidad a través de las dos cobayas que lleva en el regazo. La vida tan frágil adquiere valor, sólo porque el hecho que exista implica que hay alguien que tiene muchas ganas de que siga existiendo. Como los bebés.

No nos llama la atención un cachorro humano de seis años, con su actitud de desparpajo y seguridad ante la vida. No, nos inspira lo inmensamente frágil: la cobaya que bosteza como un niño, enseñando sus colmillos diminutos, las musas de Mucha que se pueden despeinar por cualquier corriente de aire...los tontos. Sí, efectivamente, nos llaman la atención los tontos. ¿O esto ya no es un síntoma general?

Veo a una pareja de disminuidos mentales (he cambiado tantas veces este sintagma nomilan que ya ha quedado desvirtuado, y en vez de políticamente correcto es atroz). Me entran ganas de abrazarlos y de darles la enhorabuena por atreverse a traer amor a un mundo como éste.

Lo débil no nos amenaza y, por eso, nos dejamos ser. Nos permitimos derrochar todo el amor y la ternura que se van quedando apelmazados, como resina seca, en los conductos que teníamos destinados para ello: los ojos, los brazos del abrazo, la sonrisa.

viernes, 17 de octubre de 2008

Lo invisible

Las ciudades invisibles son siempre mejores que las que se pueden ver. Lo soñado que nunca llega, o lo que llega y se vive como un sueño, se mete en lo que de verdad tenemos de humano y sólo se puede soltar un poco de aire por la boca para expresar el placer que se puede llegar a sentir.

Quizás todo sean visiones, fruto del error de irme a vivir a un piso del Eixample.

jueves, 16 de octubre de 2008

Googleize

Creo que el hecho de que haya acabado buscando "qué hacer con mi vida" en Google dice algo sobre mi generación.

martes, 14 de octubre de 2008

Lloran las paredes de los vagones de metro

Cada noche, los vagones de metro se juntan y les lloran las paredes. Lloran por todas las oportunidades de amor perdidas que han presenciado durante el día.

sábado, 11 de octubre de 2008

Open House

Open House es la obra que no vi. Barcelona es la ciudad que no viví. Los temas, las obras, el cosmopolitismo...son imágenes impresas en papel satinado. Que no viví. Que no se pueden vivir. Solo se abarcan las imágenes leyéndolas en un libro, y ni eso.

Estamos condenados a la esquizofrénica lucha entre la medida de nuestros anhelos y nuestras células limitadas. Agotadas, que un día dejan de luchar y optan por dejarse comer por un cáncer cualquiera.

"Vivo sin vivir en mí", porque miro para afuera. Los afueras me componen, pero nunca llegan a entrarme dentro. Sólo me gritan y me recuerdan que no he estado a la altura de las circunstancias.

jueves, 2 de octubre de 2008

El último grito

En los 80 los Kamembert soñaban que escribían el último grito. ¿Quedan tan lejos los 80? Parece más bien que revivimos la década de la rebelión y la posmodernidad, pero de forma oxigenada. En los 80 los jóvenes empezaron a dejar de soñar con nada más allá de su propia existencia. Hoy hay muchos soñadores, pero la mayoría estamos ahogados ante lo grisáceo de la vida que se nos plantea.

No se puede trabajar 50 horas a la semana y estar feliz. No, no se puede. Los Kamembert soñaban "con un futuro risueño". Quién no sueña con hacer el vídeo, la canción o el poema que sea el último grito, y que le permita vivir ese futuro risueño que desearíamos.

La web 2.0 ha llevado al extremo el fin tiránico de la libre competencia y la igualdad de oportunidades: finalmente somos responsables de nuestro papel en el mundo. Si mi vídeo no vale para nada, lo verán los cuatro amigos comprometidos. Sólo se salvarán los mejores, solo ellos tendrán una vida risueña. Los demás, como en su época las fans de los Beatles, con minifalda de tablas, nos conformaremos con soñar lo que nos hubiera gustado ser, atrasando tanto como podamos las cadenas de la hipoteca, el novio, los niños o lo que sea.