viernes, 22 de enero de 2010

¿Por favor? Doctor AiBolit? Sí, es que tengo un poco de Amor que me está molestando, sí, es por aquí...

Esfuerzo monumental para no sentirme necesitada a demostrarle a nadie que yo también sé entender una broma inteligente. What else? Miedo. ¿El camino andado ya nos une para siempre? ¿Se abren nuevos caminos? Las estadísticas dicen que sí, el terror...que quién sabe.

Cojo un espejo e intento capturar lo que se pierde. se pierde. se pierde. se borra. ¿quién soy? tantas ganas de fusión, tanto miedo ...que a nadie le hago falta: ya tienen mis réplicas, mucho mejores por imposición ontológica.

Me gustaría atreverme a tener piés de acero y cabeza de cristal. Aguantar a base de lágrimas las inclemencias del tiempo. La mala escritura. Como mi tía Charito, que no hay ola cantábrica que se la lleve. Bueno, supongo que no iba a ser fácil y no se puede uno ir siempre a la cama como un triunfador.Una triunfadora. Me guardo el aguante. El esfuerzo por la atención (pobres, mis queridas compañeras, me gustaría disfrutaros más de lo que lo hago, que no se me fuera la cabeza a pájaros sin alas y sin sentido).

Los delgados también pueden aguantar las tormentas.

miércoles, 6 de enero de 2010

Decidí seriamente suicidarme el día en que se me rompió el ipod. Ya iban dos.
Dos intentos de subirme a la nave de los modernos. Fracasados. Horas de trabajo tiradas por el desagüe, y el convencimiento final de que todo esto es un círculo en el que voy andando sola y que, por mucho que corra, lo único que llegaré a ver será mi propio culo.

Hay gente a la que siempre le sale, y gente que servimos de chiste, a la que se nos tiene simpatía "ésta es mi amiga X, la artista, qué simpática, está haciendo una tesis tan divertida...").

Pero del chiste no se vive, y para mí este segundo ipod que deja de funcionar porque le da la gana es la gota que me hace rendirme. Voy en el metro buscando una razón para seguir viviendo.

No me suicido porque me da pena mi madre y, en el fondo, tengo un poco de curiosidad. No, no soy tan morbosa. Pero el cuento de que hay que vivir luchando es un cuento calvinista. Respiro. Pienso en las cosas pequeñas. ¿Qué le hace a ese abuelo seguir vivo? Habrá que inventarse las razones porque si no, ¿qué coño hacemos tanta gente con cara de seta la noche de Reyes metidos en el metro? Tengo miedo porque sé que puedo ser uno de esos grises con los que me cruzo cada día. Me centro en las cosas pequeñas. salgo del metro las menudencias me sacan del abismo.

viernes, 1 de enero de 2010

Reina de mi montaña de mierda

¿Recordáis el juego del "Rey de la Montaña"?

Hoy ha sido la primera Nochevieja en muchas sin grandes emociones, grandes palabras, amores que parecían empezaban a sellarse hasta la eternidad (para luego morir con el deshielo). He conseguido, ayudada por todo ello (o quizás sea lo primero debido a esto que viene a continuación) terminar de definir mi propósito de Año y Vida Nueva.

No se puede cambiar de década estando en las mismas. No quiero hacerlo. Ha sido una década absolutamente aventurera. Empezó descubriendo lo que era el amor en una estación de metro de Angoulême y, desde entonces, no he dejado de perder la cabeza. Pero, my friends, tengo ya aventuras para más de un libro, y ya sabéis que no voy a escribir ninguno.

Ha caído la manzana por su propio peso (no sé si los gritos de auxilio de Newton habrán ayudado). La Última Neurosis de los textos de Itinerantes tendrá algo que ver con la siguiente, pero ya no será la misma.

Me enrollo, me cago y aún no he llegado a la conclusión: que a partir de ahora seré yo la Reina de mi Reino, aunque sea éste a veces una montaña de mierda. Sobre mi montaña, aunque esté podrida, nadie podrá mandar. Y voy a hacer absolutamente lo que me dé la gana. Fin de las aprobaciones buscadas. Fin de los mensajes lastimosos buscando amor donde no lo hay. Me tendré que reinventar la ilusión y la fantasía, porque tampoco sé vivir fría como el acero, pero gracias a Dios hay ya determinadas iniciales que quedan apartadas del camino. Mi centro, mi reino, aunque sea de mierda y los que se acerquen, serán voluntarios e, incluso, estarán dispuestos a pagar entrada. No quiero más mal público.