viernes, 25 de junio de 2010

No surprises

Sólo el haber re-descubierto esta canción ya vale el precio de haber ido a ver a D. Reencuentro con la esencia, el alma que tiembla porque ve el amor, el tiempo, los amigos pasar...el deseo de haber vivido otra vida con menos seriedad, menos libros y más tardes de simplemente estar. Es tanta condensación de lágrima no echada la que te puede dar una canción...y sabes por fin que sí que estás conectada con el resto del mundo, que eso es lo que somos, más allá de Christian Carter y los manuales para vivir una vida perfecta. De dolor, de migas que vuelan, de alegría y de momentos felices que te echan para atrás el pelo mientras suben luces de colores como en un dibujo manga...al final, todo está bien, aunque estaría mejor tener con quien compartir...el sueño eterno de poder fundir un alma con otra, por lo menos un momento...

jueves, 24 de junio de 2010

blog apasionado

Hoy he visto a una gitana con unos pendientes dorados con el conejito de playboy. 5 cm de diámetro.

miércoles, 23 de junio de 2010

Por fin llegó la vida. ¿Que fue tarde? Qué se le va a hacer, siempre se tiene la vida por delante! Explosión, sube por el pecho el deseo de hacer, de crear. Y mataría por ser el cantante de los Smiths, joven y con novias que le pasean...o mataría por ser la novia deseada que hace que se quieran morir a mi lado. Quién sabe, estas cosas a veces son sólo cuestión de voluntad. Quiero vivir. Aunque se esté en un trabajo de mierda, la peor muerte es la mental, y ésa no va a volver nonononono

- Aunque un double-decked bus crashes into us
- Aunque tenga un accidente y me quede paralítica y ya no me quieran
- Aunque tenga que trabajar con ojeras, la mente seguirá libre y siempre habrá un momento para escapar

martes, 22 de junio de 2010

bulimia

¿Para qué sirve el arte? Para mí, sirve para intensificar la vida. Para escuchar esa canción que te permite perder el miedo a querer y a soñar, para humedecerte los ojos ante una mirada, para...para agobiarme, no.

Hace falta tener un corazón y una mente enormes, además de mucho tiempo, para poder asimilar todas las creaciones que inundan la infinitud de escenas contemporáneas. No es alabanza de aldea, sino imposibilidad de llevar el compás de la vida, con sus ritmos, sus imágenes, los olores y los calores, con esta bulimia de propuestas culturales en la que me veo inmersa. Lo peor no es eso, sino que luego mi reacción es la anorexia artística e intelectual, perdiéndome algunos de los alimentos que podrían hacer mi vida mejor.

Existen las revistas, me podrían decir. Pero es que las propias revistas artísticas intentan ser propuestas modernas y excitantes en sí mismas, con textos de grandes páginas, papel reciclado y letra ínfima. Vamos, voy a hacer honor a mis palabras y no hacer este artículo muy largo. Básicamente, la idea es que no puedo compatibilizar emplear mi energía en los placeres de la vida (reír, el sexo, pasear, mirar a los pájaros...) y a la vez leer todas esas reseñas culturales. Ah, no sé cuál es la solución.

Escribo esto y opto por reencontrarme con la vida en mi cama a solas ;)

sábado, 12 de junio de 2010

EL ahora

Escribo en un descanso del trabajo más de ahora que he tenido: mediadora cultural en una institución moderna. Escribo desde el ahora, en un lapso inventado- no necesito muchos esfuerzos para sentirme en el ayer. Qué aburrida esta nostalgia de aldea...pero últimamente mi cerebro ha dicho “basta”. Mi cuerpo ha decidido parar y luchar por ser el de una princesa tradicional. Como mucho, una dama de salón. ¿Quién eligió estar en el mundo? Si el mundo es verde pero a mí no e pidieron mi opinión, ¿por qué tengo que pintarme yo también? Aunque, ¿quién se inventó eso de que tenemos derecho para decidir? Igual ahí está el problema: en la difusión de una idea falsa que nos contaba que teníamos libertades y derechos, que el individuo importaba. Masa hiperactiva somos. Masa. Yo ya me he convertido en una bola blanda que se niega a que le peguen dos botones como ojos, o a que me los pinten de chocolate con una manguera pastelera. Y ahí sigo, autofermentando.