viernes, 1 de enero de 2010

Reina de mi montaña de mierda

¿Recordáis el juego del "Rey de la Montaña"?

Hoy ha sido la primera Nochevieja en muchas sin grandes emociones, grandes palabras, amores que parecían empezaban a sellarse hasta la eternidad (para luego morir con el deshielo). He conseguido, ayudada por todo ello (o quizás sea lo primero debido a esto que viene a continuación) terminar de definir mi propósito de Año y Vida Nueva.

No se puede cambiar de década estando en las mismas. No quiero hacerlo. Ha sido una década absolutamente aventurera. Empezó descubriendo lo que era el amor en una estación de metro de Angoulême y, desde entonces, no he dejado de perder la cabeza. Pero, my friends, tengo ya aventuras para más de un libro, y ya sabéis que no voy a escribir ninguno.

Ha caído la manzana por su propio peso (no sé si los gritos de auxilio de Newton habrán ayudado). La Última Neurosis de los textos de Itinerantes tendrá algo que ver con la siguiente, pero ya no será la misma.

Me enrollo, me cago y aún no he llegado a la conclusión: que a partir de ahora seré yo la Reina de mi Reino, aunque sea éste a veces una montaña de mierda. Sobre mi montaña, aunque esté podrida, nadie podrá mandar. Y voy a hacer absolutamente lo que me dé la gana. Fin de las aprobaciones buscadas. Fin de los mensajes lastimosos buscando amor donde no lo hay. Me tendré que reinventar la ilusión y la fantasía, porque tampoco sé vivir fría como el acero, pero gracias a Dios hay ya determinadas iniciales que quedan apartadas del camino. Mi centro, mi reino, aunque sea de mierda y los que se acerquen, serán voluntarios e, incluso, estarán dispuestos a pagar entrada. No quiero más mal público.

No hay comentarios: