jueves, 2 de octubre de 2008

El último grito

En los 80 los Kamembert soñaban que escribían el último grito. ¿Quedan tan lejos los 80? Parece más bien que revivimos la década de la rebelión y la posmodernidad, pero de forma oxigenada. En los 80 los jóvenes empezaron a dejar de soñar con nada más allá de su propia existencia. Hoy hay muchos soñadores, pero la mayoría estamos ahogados ante lo grisáceo de la vida que se nos plantea.

No se puede trabajar 50 horas a la semana y estar feliz. No, no se puede. Los Kamembert soñaban "con un futuro risueño". Quién no sueña con hacer el vídeo, la canción o el poema que sea el último grito, y que le permita vivir ese futuro risueño que desearíamos.

La web 2.0 ha llevado al extremo el fin tiránico de la libre competencia y la igualdad de oportunidades: finalmente somos responsables de nuestro papel en el mundo. Si mi vídeo no vale para nada, lo verán los cuatro amigos comprometidos. Sólo se salvarán los mejores, solo ellos tendrán una vida risueña. Los demás, como en su época las fans de los Beatles, con minifalda de tablas, nos conformaremos con soñar lo que nos hubiera gustado ser, atrasando tanto como podamos las cadenas de la hipoteca, el novio, los niños o lo que sea.

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