Creo en los adictos al Almax,
que matan los años chupando
mientras piensan que se están curando de algo.
Creo en los que cada día
salen a la calle para gritar que ya no son esclavos,
aunque estén en la misma rueda que los gira sin pedir permiso.
Creo en la ceguera
y en las venas que hechas hierro por el paso de los años.
Creo en la pregunta hueca
la que no tiene respuesta,
la queja no atendida
y en el llanto que no sale.
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