sábado, 20 de septiembre de 2008

Los trucos en el amor

Hoy quemé mis últimos libros de autoayuda. Tantos años leyendo y sigo sin tener las claves. Los consejos y las normas para ser feliz en el amor nos constriñen, nos intentan convertir en robots de reproducción. ¿Cómo explicar que si te quiero, te voy a llamar una y mil veces, te lo voy a cantar antes de tiempo y te lo voy a repetir todas las veces que quieras? No es el mito de Cenicienta, es el sentimiento frío de haber sido vaciada con un pelador de patatas. Sólo busco poder abrazarme a alguien como tú, que me sirva de tapa mientras me vuelvo a rellenar.

Los trucos parecen útiles, pero prefiero ser monja a mercenaria. Las trampas en el amor sólo son necesarias en las pseudohistorias, y en las pantomimas de dos personas de silicona viviendo en una película de Hollywood. No sé lo que será el amor, pero no me dejaré limitar por unas normas inventadas por seres tan imperfectos como yo. En época victoriana también existían las normas, pero el cómo debe ser la medida perfecta del corpiño no es menos esclavizador que los manuales de trampas astutas para conquistar. Voy a salir a la calle a modelar sin trampas mi banco para que, cuando quieras, te sientes a modelar conmigo.

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