domingo, 13 de enero de 2008

argumento y personajes

"Hay películas de argumento y películas de personajes"

No termino de entender esa frase. La Universidad está llena de categorías brillantes pero que llegan al alumno ya estupidizadas y vacías de contenido; o quizás es el alumno el estúpido y vacío de contenido, incapaz de aprehender ("CON HACHE", como decía un célebre y mujeriego profesor) las teorías brillantes.

Mientras una media de compresión me deja sin circulación el día que he planeado empezar a vivir sanamente, no termino de aclararme sobre lo que está anulándome: si es un argumento absurdo ("intentó vencer el paso del tiempo con medias de compresión") o mi propio personaje ("era tonta, la pobre") o si el argumento de mi historia mató al personaje que yo pretendía ser ("iba a ser una gran persona, hasta el día fatídico de la media de compresión").

Las ciudades están más llenas de personajes, que exhalan argumentos por cada uno de sus poros, en cada movimiento.

1. Unos viejos, viejos amigos, pasean con sus perros miniatura y pasan los días, picándose el uno al otro y haciendo sus historias de vida ("¿por qué te empeñas con que salte?"- dice uno, envidioso mientras el viejo 1 hace saltar a su chucho desrazado encima del banco; el perro del viejo 2 ya tiene diez años y, duro como un tronco, ya casi no puede ni subir un bordillo altito).

2. Una mujer rubia, blanca, vistiendo moderna y hippy le indica condescendiente durante todo el trayecto a una chica joven, negra y despampanante- maleta entre las piernas- cómo puede llegar al lugar XY. El tono de voz de la mujer blanca tiene un eco de hogar, de abrazo. A mí no me hablaría así. Y no le habla así a la chica negra porque le de pena. Se siente en algo superior a ella, pero también le atrae. Le gusta mucho y el hecho de que se pueda acercar a ella sin miedo a ser rechazada (porque no sabe a dónde va, porque es inmigrante, porque está desválida) le permite dar rienda suelta a sus instintos eróticos jamás confesados. Cambiamos de vagón y las dos mujeres siguen hablando. Sigue sonando a hogar y a abrazo.

3. Una despedida eufórica en francés e inglés. Un equipo de fútbol senegalés con un grupo de estudiantes yankis que se han encontrado en una discoteca. Se hacen cuarenta fotos. No se volverán a ver. Tampoco yo volveré a ver a mi amiga Eva, la francesa, ni a Ting, ni a Nick, ni a Lisa Ming, ni a Karoline, ni a Marina, ni a Svetlana, ni a Jonathan, ni a Cuchi, ni a Lisa Paravisini, ni a ni a ni a ni a niananiniananaaaanaaahhhhhhhhhhhhhhhh

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